Sí.

Creo que sí, puede ser, eh sí, definitivamente sí, le he sacado de mi vida, no se si a patadas o a escobazos pero ya no volverá a causarme daño, ya no volveré a llorar por él, ya no tendré que soportarle, ya no me pesará mas, ya he cogido el tren y él no va conmigo. He emprendido un viaje nuevo en el que llorar no sirve de nada, en donde no existen las lágrimas ni el dolor, en ese mundo cada rasgo de dolor hace que se marchite una flor y por cada sonrisa se añade un día más de sol, el invierno oscuro y frío no existe en este lugar, el sol te sonríe todas las mañanas y si ve que no estás bien te lanza un rayito para que ilumine ese día, para cargarlo de nuevas sonrisas.

Me da igual vivir sola en este lugar porque tampoco existe el miedo, ese miedo a caerte y no poderte levantar, ese miedo a la oscuridad, al vacío, al dolor... no, nada de eso existe en este lugar.
No hay hueco tampoco para los fantasmas del pasado, hay una barrera que los expulsa, que aquí sólo existe el presente, el vivir como si fuera el último día, aprovechar cada segundo, coger impulso y saltar, saltar hasta tocar el cielo, sentir que vuelas, que eres libre...
Paso a paso ir recuperándose, sentirte alguien nuevo, con objetivos más allá de esa persona, que ya no significa nada para ti, porque el pasado hizo que así fuera y que no haya ya más remedio que dejarlo de lado, ni mirarle, ni hablarle, ni siquiera escuchar su voz porque volvería a causar daño con sus mentiras, su hipocresía y eso no merece la pena.
Se como quieras, lo que quieras pero nunca olvides sonreír...

¡Cómete el mundo!